Bienaventurado aquel que pueda
Domeñar las riendas del inconsciente
Y ser el auriga de su onírico
actuante
Y, a si propio, no se agreda.
Bienaventurado aquel que poder pueda
Exaltar en su vida el poder de la
pasión,
Pero en equilibrio como lírica
canción,
Aquél será el que en la historia
queda.
Bienaventurado el que su amnesia
controla
Es ese un gran don de los dioses,
Pues perdonar es de almas superiores,
De ese modo, es su locura, cordura y
aureola.
Bienaventurado el que controla su
olvido,
Preconiza el ahora: es de Nietzsche su
Eterno Presente(*),
Quien es el maestro de fuego
incandescente,
Demuestra amor en la hercúlea tarea
de lo vivido.
Bienaventurado el honorable anciano,
Que no ha olvidado el mal del mundo,
Pero como niño ama al inmundo,
Es pues en Matusalén un niño iluminado.
Bienaventurado al que le es hortera lo
profano,
Será este mundo de muertos-vivientes
su Hades,
No podrá soportar las simples nimiedades,
Ojerizado por aspirar a la
trascendencia: ufano.
Bienaventurado el que a pesar del
mal,
Hace bien a quien no le ama,
Pues comprende que del todo emana,
Una sola cualidad del total.
Bienaventurado aquel que es estrella
refulgente,
Da luz incluso al que renegrido le
aborrece,
Ya que, de amor su ánimus no carece,
Y en él el ánima, también es
actuante.
Bienaventurado aquél en el que la
amnesia
No es agente de mundana rendición,
Sino que sólo inadvierte lo debido
por compasión,
Es pues, en este caso su olvidar una
Iglesia.
Bienaventurado aquél que con amnesia,
A pesar de ella, de las aguas del Leteo
no liba,
Entiende que la sabiduría no olvida,
Comprehende que perdón no es
inadvertencia.
* Para la presente consideramos que es mejor al impacto comprensivo la frase "Eterno Presente" en lugar del original del insigne filósofo cuando expresa la misma idea en "Eterno Retorno", espero que el fantasma del maestro no me recuse por ello.
** Para la presente la diagramación aclaramos que no es propiedad nuestra y se usa en consonancia con el "fair use" internacional.