La
vida es salvaje caos, explosión y vehemencia,
Nuestra
vida era verte a través de un libro,
Era verte
a través de las novelas,
Era ver
tu estado salvaje no domándote,
Sino leyendo:
de libros, películas, juegos,
Y simulaciones
era esa vida.
Pero,
ese día el fuego se apoderó del libro,
Cuando
quisimos matar el universo,
De casualidad
una ceniza del cigarro prendió
Y en la
biblioteca cayó: ¡Llamas en libertad dijo la existencia!
Y todo
se quemó, todo fue abrazado por el fuego.
A la
vez tronaron los rayos, retumbó el suelo,
Terremotos,
maremotos, vientos huracanados,
El infierno
en la tierra mató al libro: mató al engaño,
Falleció
la teoría ¿nacería algo?
Nació
lo salvaje, indomable, impredecible:
El mundo,
¡El gran teatro del mundo!,
Cada día
una nueva batalla, un nuevo enigma,
Un enemigo
a quien pisotear, ¡un ideal por cual matar!
¡Nunca
cedas al mal, antes bien dale pecho y hazle frente!
Migra,
migra, muévete, cambia, adáptate,
Es la
herencia del fuego, porque todos somos,
Del polvo
de las estrellas hijos, descendientes
De la
materia solar del universo,
De explosiones
y fuego somos,
Violentos
e insaciables de guerra somos.
Violentos
como el potro y la yegua,
Firmes
como la roca,
Fluidos
como el agua,
Ligeros
como el viento,
E hijos
del fuego,
¡Que
todo haga una mezcla peligrosa!
Que
los dioses [1] de otros mundos tiemblen,
Que hemos,
todos los humanos, nacido del fuego;
En él
nos hemos fraguado, en guerras y llantos,
Alegrías
y victorias, ¿qué nos importa su divinidad?
Nosotros
somos la pasión encarnada,
Somos hij@s
del fuego, hij@s del verbo:
¡Llamas
en libertad!
Que
los supuestos divinos tiemblen,
Que vienen
los hiperbóreos, los archimegalómanos,
Que en
su historia se han entrenado a guerras,
Que la
tortura era un juego con lo que se viene,
¡Recién
comienza!, ¡no han visto nada!,
¡No
ven nada!, ¡ni verán nada jamás algo igual!,
Que en
la vida: hemos madurado a fuego,
Hemos madrugado
a la luz, que se decía la más rápida.
¡Migra!,
¡Cambia!, ¡Déjame en paz!
¡Ángeles
que han sobrevivido al infierno en guerra!,
Regresan
a reclamar lo suyo, regresan a arrasar,
Ángeles
devorando demonios:
¡Llamas en Libertad!